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...Alzo los ojos y distinguió, asomada a la ventana, a una mujer de inaudita belleza. Tenia los ojos negros y la tez clara como la nieve coloreada por los rayos del sol mañanero. Reía con toda el alma, y la risa daba una gran fuerza a su cegadora belleza.

sábado, 9 de enero de 2010

Leido por Casualidad

Nada hay como una leve enfermedad para alejarnos de la rutina e inducirnos a cavilar sobre cualquier experiencia de que hayamos gozado recientemente.No es preciso estar enfermo, sino apenas lo bastante para tener que pasar un par de días en cama, y con fiebre suficiente para avivar la percepción. La vida se hace a un lado; uno está vagamente consiente del arrullo de una paloma; del picotear de un tordo sobre un caracol; del susurrar del viento en los álamos ... todas cosas muy pequeñas pero no insignificantes. En tales momentos, en las breves horas dedicadas al ocio por fuerza de las circunstancias, puede uno rumiar con la despreocupación de una vaca echada en su pradera.

4 comentarios:

  1. Verdad, una enfermedad siempre te saca en la rutina... Lamentablemente.

    La vida es hoy n.n no dejarla pasar!
    Lindisimo este escrito

    Besos!

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  2. Me encantó este escrito!
    "Todas cosas muy pequeñas, pero no insignificantes", perfecto!
    Un abrazo! :)

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  3. Es triste como la rutina se roba lo mejor de nosotros.

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sONidoS frAGiLEs

Para que tu me oigas mis palabras se adelgazan a veces como las huellas de gaviotas en las playas

En ti los rios cantan y mi alma en ellos huye como tu lo desees y hacia donde tu quieras